miércoles, 22 de octubre de 2008

LA DECADENCIA DE LA SOCIEDAD

En nuestra Región el impacto de las tribus urbanas es relativamente bajo. Rara vez vemos a algún individuo con señas de identidad llamativas... pero cuando lo vemos es inevitable quedarnos mirando como quién mira a un extraterrestre.

Muchas veces me pregunto que pasará por su cabeza para raparse, dejarse cresta, pintarse la cara de blanco, o llevar ropa 6 tallas más grande (por ejemplo). Disfrazarse al fin y al cabo, para sentirse diferente a las masas.

Mientras para unos consiste en una dejadez en sus costumbres higiénicas, hasta adquirir unas pintas repelentes para el común de los mortales... Para otros consiste en adquirir prendas caras que denoten su status social y llegan a formar auténticos grupos con el materialismo más descarado como nexo de unión.

No pasaría de ser una mera anécdota si no fuera porque algunas de éstas tribus muestran comportamientos antisociales y violentos. Comportamientos que restan crédito a las ideologías o creencias que dicen defender. Y vamos a centrarnos en esas tribus, las llamadas tribus urbanas politizadas:

Algunos se declaran comunistas, otros dicen luchar por el anarquismo, otros se declaran patriotas, racistas y también antirracistas. El caso es que si los líderes a los que dicen defender levantaran la cabeza, en muchos casos se avergonzarían de ellos.
Y es que salvo alguna excepción particular, aquellos que dicen defender sus ideales en el seno de una tribu urbana, acaban creando en el ciudadano una imagen lamentable de los símbolos que portan. Mala fama merecida por el comportamiento de alguno de sus miembros.

En el fondo los integrantes de una tribu urbana buscan la aceptación de una colectividad, y son fruto de la decadencia actual de nuestro entorno.

Es cierto que la sociedad necesita una regeneración, es cierto que el Estado actual genera desconfianza y recelo, pero no es menos cierto que disfrazarse de tribu urbana y mantener actitudes violentas no cambiará absolutamente nada.

Invito a la juventud que realmente desea un cambio social, a militar en aquellas organizaciones que plantean sus reivindicaciones a pie de calle, entre la gente corriente. Para convencer a éstas masas de los errores del sistema, hay que hablarle en su lengua y con sus formas. Disfrazado se podrá lograr la aceptación del resto de la banda, pero el rechazo de la sociedad en bloque. Y sobre todo la marginalidad en la que se encuentran éstos grupos.

Sin duda existen personas cultas y comprometidas que pertenecen a algún movimiento "alternativo" o tribu urbana. Pero más razón para pensar en como una persona inteligente y cultivada puede adoptar una imagen antisocial y un comportamiento opuesto a la comunidad a la que intenta convencer... cabe reflexionar.

No hay comentarios: